El 89% de las empresas españolas son familiares, según el último estudio del EAE Business School. Esto equivale a 1,1 millones de empresas.
En muchas comunidades, ese porcentaje llega a superar el 90%, cómo por ejemplo en Castilla-La Mancha ronda el 94%-, mientras que Cataluña, País Vasco y Madrid son las regiones con menos empresas de esta categoría, aunque en todas ellas superan el 84%. Esto se debe a que en estas tres últimas comunidades es donde se observa un porcentaje más alto de multinacionales e inversión extranjera.
En España, estas compañías generan el 58% del PIB y ocupan a más de 6,58 millones de trabajadores.
Ante estos datos ¿Cómo es posible que sólo el 2,6% de compañías de carácter familiar consiga superar la cuarta generación? (según datos del Instituto de la Empresa Familiar (IEF))
Durante la vida vamos evolucionando mediante procesos de aprendizajes, gateamos, andamos, corremos y podemos llegar a ganar carreras si nos entrenamos. Para todas y cada una de las acciones debemos seguir unos pasos fundamentales: identificación del objetivo, planificación y ejecución.
Crecemos acompañados de maestros o mentores, ya sean surgidos del entorno familiar o personas que hemos buscado fuera de este, que nos acompañan, nos guían y nos ofrecen sus vivencias. Nos enriquecen y nos ayudan, junto con nuestro esfuerzo y estudio, a modelarnos y crear nuestros valores fundamentales como personas
Cada uno de nosotros tenemos un método en la toma de decisiones. Con el tiempo se puede incluso desarrollar sistemáticas, pudiendo añadir sistemas aprendidos para mejorar los propios en busca de seguridad, intentando ganar rapidez, y creando las estructuras de decisión, secuencial y de repetición utilizadas en programación.
Esta sistemática la tienen muy interiorizada los empresarios, pero hay algunas situaciones para las cuales no nos han entrenado, ni han descubierto estructuras tipificadas para aplicar, y bajo mi punto de vista el relevo generacional es una de ellas. Puede ser este uno de los motivos por lo que la cifra de éxito es tan baja.
La complejidad en el relevo se debe, entre otras cosas, a la dificultad de tomar estas decisiones con objetividad, ya que afecta al nivel interno de la persona y al ámbito familiar, además las situaciones que se viven son particulares y difícilmente se repiten generacionalmente, por lo que nuestros maestros no nos han entrenado.
Por otro lado, no es tarea fácil aceptar el nuevo papel al que queda relegado el empresario cuando ejecuta el traspaso de la empresa. ¿Se ha preparado para esto? ¿Ha pensado cuál es la mejor manera de hacerlo? ¿Qué lugar ocupará en la empresa? Estos son pasos que sabemos que tenemos que hacer, conocemos la dificultad que otros empresarios han tenido, y todo ello hace que no encontremos ni el momento ni la manera de hacer el relevo, y por esto lo posponemos.
Actualmente el Mentoring directivo aplica un proceso de acompañamiento al empresario y a su entorno, que facilita y ayuda desde el inicio, en la toma de decisión por parte del empresario, aportando objetividad.
Cuando pensamos en preparar el relevo de la empresa buscamos un abogado, quien nos dibuja el perímetro de nuestra empresa, desde un punto de vista jurídico, nos propone realizar un Protocolo Familiar (Empresa, familia, Gobierno de la empresa, derechos económicos), sabemos cuál es nuestro objetivo, pero no sabemos cómo llevarlo a cabo, ni cuándo.
El proceso será muy profesional, se realizará en tiempo y forma, pero carecerá del aspecto más importante para que tenga éxito: la preparación y respuestas a las demandas familiares que se plantean.
A modo de ejemplo, algunas de las dudas que con asiduidad surgen pueden ser: ¿Quién es la persona más adecuada que me releve?, ¿por qué no a mi hijo o a otra persona?, ¿por qué cerrar el acceso de los familiares a la empresa?, ¿Cómo identificar el perímetro familiar? ¿Qué empresa quiero dejar? ¿Cómo quiero que evolucione? ¿En qué momento debo dejar el liderazgo?
La respuesta a cada una de estas preguntas normalmente genera una nueva pregunta, que conduce a un proceso de autoconocimiento y preparación.
A través del Mentoring, y utilizando las respuestas a las anteriores preguntas, se pretende identificar las cualidades de las personas buscando constantemente su bienestar, mediante los tres motores que la impulsan: la capacidad (potencial), la pasión (motivación) y el compromiso (propósito).
Sólo se alcanza el resultado cuando somos capaces de identificar a cada uno de los componentes que implica el relevo generacional, sus capacidades, que papel hemos acordado debe jugar cada uno y en qué momento tienen que producirse las acciones.
En algunas ocasiones estos procesos nos pueden conducir a la conclusión que no debemos hacer un relevo generacional dentro de la familia, sino una venta o una cesión, a cambio de la supervivencia de la empresa. Si optamos por el relevo para la continuidad del negocio, fuera del entorno familiar, o lo que para mí seria la reempresa, como salida al relevo generacional, las estadísticas con el tiempo mejorarán.
Es en este momento cuando los abogados deben desarrollar el Protocolo Familiar, generando un relevo generacional, o una venta de una empresa para la implantación de la reempresa, siendo el empresario quien dirige la operación, que ha trabajado con su entorno, sus posibilidades y buscando la mejor salida al negocio que o ha creado o ha hecho crecer.
Si quieres que te acompañemos en el desafío podemos ayudarte en el proceso de decisión, poniendo a tu alcance nuestras herramientas y métodos.
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