En el post “El secreto del mentoring eficaz: saber transmitir el conocimiento tácito” publicado el 6 de abril de 2020 compartía que, para Barcelona Mentoring, el mentoring es un proceso conversacional de co-aprendizaje por el cual una persona, en el rol de mentora, ayuda (compartiendo conocimientos, experiencias…) a otra, en el rol de mentee, a tomar consciencia de sus capacidades y a aprender los mecanismos por los cuales puede transformar (por sí misma) su potencial en talento.
6 de cada 10* solicitudes de servicios que nos llegan a Barcelona Mentoring son personas (profesionales independientes, empresarios/as, emprendedores/as) interesadas por un acompañamiento profesional que les ayude a alcanzar un objetivo en el ámbito laboral.
*Las otras 4 corresponden a demandas de capacitación en técnicas de mentoring y/o diseño de programas de mentoring en entornos organizativos.
Si los objetivos del mentoring fueran que las personas mentees alcanzaran sus objetivos (y ya está) muy probablemente, cuando estas personas se plantearan un nuevo objetivo, considerarían que necesitan otro acompañamiento.
Que las personas mentees alcancen sus objetivos es la consecuencia de completar de manera consciente las cuatro etapas del desarrollo de una competencia1 Bibliografía.
Sí… Aunque no solamente.
Las cuatro etapas del desarrollo de una competencia tienen que ver con “tomar consciencia de las capacidades y a aprender los mecanismos por los cuales poder transformar (de manera autónoma) nuestro potencial en talento”:
#1 Admito que soy inconsciente incompetente: no he sabido llevar a término mi objetivo por mí misma no porque sea incapaz sino porque no sabía (o recordaba) que, teniendo la capacidad, me faltaba saber (o recordar) cómo empezar a ponerla en práctica aplicada a mi objetivo.
#2 Hago consciente mi incompetencia: ya sé cómo empezar, lo único es que, como no tengo práctica, el ritmo de ejecución o avance es lento, y además, el ciclo “hacer y obtener resultado no esperado” (popularmente conocido como “ensayo y error” y que a mí me gusta expresar como “ensayo y aprendizaje”) es continuado. Esta es una etapa que requiere gran esfuerzo, perserverancia y aprender a hacer una gestión eficaz de nuestros motores motivacionales**.
** En próximas publicaciones dedicaré un post con ´técnicas para una gestión eficaz de los motores motivacionales”.
#3 Soy consciente de mi (nueva) competencia: el tesón, la disciplina, el compromiso de poner en práctica conlleva que el ritmo de ejecución mejore considerablemente y que “los resultados no esperados” cada vez son menores. Además, me doy cuenta que no me requiere casi esfuerzo “ponerme a hacer” y ya no procrastino (puedes releer el post “Automentoring: 3 técnicas para comprometerte con tu día a día”).
#4 Alcanzo la competencia inconsciente: ejecuto sin prácticamente tener que pensar. Para mí, esta fase es un arma de doble filo. Por una parte, se supone que alcanzamos el objetivo de máximo desarrollo competencial: hacer y hacer bien sin prácticamente esfuerzo. Esto, aplicado al trabajo industrial o seriado, puede resultar eficaz. Ahora bien, si “hacemos sin pensar”, si “hacemos sin estar conectados” el riesgo de no detectar cambios en el entorno es elevado y entonces, es cuando lo que hasta un determinado momento nos había sido útil deja de serlo y, en ocasiones, sin margen de maniobra para reconducir.
Accidentes laborales, decisiones de gestión empresarial poco acertadas, etc. están, muchas veces, en no ser conscientes que nuestra competencia ya no es suficientemente útil para nuestra circunstancia o nuestras aspiraciones. Digamos que el entorno evolucionó y nosotros no hicimos evolucionar nuestra o nuestras competencias.
Entre los objetivos del mentoring está que la persona mentee aprenda a gestionar por si misma las cuatro fases anteriores y a aplicarla en el desarrollo (incorporación o mejora) de cualquier competencia.
· El acompañamiento por parte de un mentor / una mentora profesional ha de facilitar no solo aprender a gestionar las cuatro etapas del aprendizaje sino además a hacerlo a un ritmo que facilite la consecución de los objetivos en el tiempo que la persona mentorizada o mentee lo necesita.
· El conocimiento de los mecanismos por los cuales podemos tomar consciencia de nuestros niveles competenciales conlleva hacer conscientes los aprendizajes (conocimiento y experiencia) acumulados lo que supone no solo una buena dosis de autoconfianza sino también una nueva perspectiva de visión y ambición sobre las propias posibilidades presentes y futuras.
· La socialización, la cooperación, contrastar que cuando compartimos conocimientos y/o experiencias, no solo los mejoramos (los hacemos evolucionar) por verbalizarlos sino que recibimos un “feedback” del entorno lo que nos permite “actualizarlos”.
Si un proceso de mentoring es un proceso conversacional de co-aprendizaje entre mentor/a y mentee, sin duda, el mentor/a ha de hacer suyos los objetivos del mentoring (lo que no quiere decir que haga suyos los objetivos de la persona mentorizada, situación que, de hecho, ha de evitar).
1 Según Wikipedia (consultada el 12/09/2020) este modelo fue descrito inicialmente por Martin M. Broadwell como “los cuatro niveles de enseñanza” en 1969 y posteriormente, en 1973, por Paul R. Curtiss y Philip W. Warren en el libro “The Dynamics of Life Skills Coaching”.
Fotografia d’Aleksandar Spasojevic. Banco de imágenes: Pexels.
Para comprender cómo el Mentoring puede ayudarte a encontrar tu orientación vocacional, a nivel personal y profesional, primero deberemos establecer en qué consiste ese concepto de vocación.
La vocación es aquello que nuestro Yo más profundo nos dice que debemos hacer para sentirnos bien con nosotros mismos, realizados y útiles, ya sea para los demás o a nivel puramente personal.
Una definición más académica es la siguiente:
Vocación: inclinación o interés que una persona siente en su interior para dedicarse a una determinada forma de vida o a un determinado trabajo.
Visto así, hallar nuestra orientación vocacional debería ser algo muy natural para todo el mundo pero, desgraciadamente, no es tan fácil en una gran mayoría de los casos.
Básicamente, porque nuestra sociedad no está fundamentada sobre pilares como la satisfacción, la realización personal o el reconocimiento de la diversidad.
Se organiza alrededor de conceptos mucho menos personales, como el éxito (relacionado directamente con el poder económico), el reconocimiento social o la norma, entendiendo esta última como “la regla que se debe seguir” para ser aceptado en el seno de la comunidad.
Este hecho provoca que las personas, en muchas ocasiones, no nos “atrevamos” a seguir nuestros impulsos internos debido al miedo a no ser aceptados por los demás, (familiares, parejas, amigos, etc.) o a no cumplir los estándares de éxito como miembros de la sociedad y, en consecuencia, sentirnos fracasados.
Culturalmente no se nos enseña a seguir nuestros propios criterios sino a formar parte de un conjunto lo más homogéneo posible, como un mecanismo de “supervivencia” parecido al de esos peces que se defienden de los depredadores formando enormes bancos que parecen un único y monstruoso ejemplar, por ello es difícil que los procesos de orientación vocacional que se realizan en las escuelas estén libres de condicionantes de este tipo.
Esta desconfianza ante lo inusual se sigue dando hoy en día, aunque tengamos ejemplos de grandes éxitos alcanzados por personas que se salieron del terreno trillado, siguiendo su verdadera vocación hasta que fueron reconocidas por sus logros como, por ejemplo:
Imagen de Katchi en Pixabay
La verdadera vocación no tiene por qué ser una actividad de especial prestigio o rodeada de romanticismo.
Se trata de aquello que realmente queremos hacer y para lo que estamos predispuestos, con una preparación natural y para lo que podremos hacer los esfuerzos necesarios (formarnos, practicar, perfeccionarnos, etc.), para llegar a ser muy buenos en ello sin que represente un gran sacrificio para nosotros.
Se han dado casos de personas que, después de dedicar parte de sus vidas a profesiones muy reconocidas y con altas remuneraciones, han acabado dedicándose a actividades tan dispares como recorrer el planeta haciendo de payaso en aldeas pobres del Tercer Mundo, fabricar cometas, crear obras de arte, dedicarse por entero a la pesca deportiva o aprender técnicas de meditación y sanación natural para difundirlas en el mundo occidental, entre otras muchas.
Y todas ellas han encontrado una manera u otra de conseguir vivir de ello porque, cuando haces lo que realmente amas y te apasiona, puedes llegar a hacerlo tan bien que otras muchas personas quieran que lo hagas para ellas, recompensándote por tu valía.
Por eso es importante trabajar la orientación vocacional, y el Mentoring es un método de demostrado éxito en este sentido.
Imagen de Clker free vector en Pixabay
Un posible camino es mediante un proceso personalizado de Mentoring.
En primer lugar, un/a mentor/a NO va a juzgar en absoluto esa idea que tienes sobre aquello a lo que te quieres dedicar, por lo que podrás explicársela libremente y con total confianza.
Los que trabajamos en este ámbito sabemos que la verdadera sabiduría de las personas, respecto a lo relacionado con ellas mismas, reside en su interior más emocional, no en su parte racional.
Aquello que los seres humanos sentimos, proveniente de nuestro interior, está basado en nuestras verdaderas habilidades, fortalezas, afinidades y valores, en un conocimiento profundo e inconsciente de nosotros mismos, no en los miedos o los prejuicios provenientes del exterior; por tanto, se trata de información fidedigna de lo que la persona es capaz de hacer con muchas probabilidades de éxito.
¡Este es su verdadero potencial!
Un mentor o mentora te va a ayudar a conocerte mejor, planteándote reflexiones y ejercicios prácticos que te muestren facetas de tu personalidad de las que posiblemente no seas consciente o que hayas olvidado.
Mediante el proceso de Mentoring podrás conectar con aquellos momentos o acciones de tu vida que tengan una importancia especialmente significativa, para ti y para los demás, en las que te hayan reconocido aquello en lo que tienes un especial desempeño y que es valioso para otros, lo cual suele estar directamente relacionado con la vocación de una persona.
Uno de los objetivos de todo mentor o mentora es el empoderamiento de su cliente, ayudándole a aceptarse tal y como es y a convertir su verdadero potencial en talento, pasando de forma consciente de un estado de PODER HACER a HACER aquello que desea, realizándolo de la mejor manera posible en función de sus capacidades.
Las técnicas que se emplean para ello son diferentes para cada persona. El/la mentor/a deberá crear un proceso a medida del cliente, sin apoyarse en manuales o soluciones estandarizadas, porque no existen dos personas iguales y, por tanto, tampoco hay dos procesos iguales.
En esta singularidad, o “personalización” de los procesos, reside el éxito del Mentoring.
Finalmente, el mentor o mentora acompañará al cliente en el proceso de saber CÓMO hacer aquello que realmente desea y de aprender todo lo que necesite para alcanzar sus objetivos, en el presente y en el futuro.
Los procesos de Mentoring son, fundamentalmente, procesos de aprendizaje, en los que el profesional enseña al cliente a aprender a aprender, es decir, le muestra la manera de identificar lo que necesita en cada momento para poder alcanzar los objetivos que se proponga. De esta manera, el cliente se convierte en su propio mentor de cara al futuro.
Si necesitas orientación vocacional, para descubrir lo que realmente te va a proporcionar una vida plena, los profesionales del Mentoring te pueden ayudar a conseguirlo.
¿Qué mejor inversión puedes hacer en tu vida?
Imagen principal de Mufaddalap en Pixabay, libre de derechos.
La escucha activa es la capacidad que tienen ciertas personas para seguir atentamente lo que su interlocutor les dice.
Es una ayuda para impulsar las organizaciones, ya que facilita la detección, identificación de problemas a los que las organizaciones deben de hacer frente, para conseguir una mejora, y crear una ventaja comparativa frente a sus competidores.
La escucha activa es una técnica y una estrategia específica de la comunicación humana basada en el Trabajo de Carl R. Rogers, psicólogo y fundador de un centro independiente de psicopedagogía en Rochester (Nueva York 1936), comúnmente utilizada en campos como la enfermería, la psicoterapia y la resolución de conflictos, pero que en realidad es de aplicación universal.
En 2002 (1) se menciona como «un término genérico para definir una serie de comportamientos y actitudes que preparan al receptor a escuchar, a concentrarse en la persona que habla y a proporcionar respuestas (feedback)». Implica, asimismo, entre otros aspectos, ofrecer disponibilidad y mostrar interés por la persona que habla.
Se refiere a la habilidad de escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo.
A mi modo de ver es básico.
Uno de los primeros teóricos en la organización del Trabajo, tal y cómo la entendemos en la actualidad, es F.W.Taylor (1856-1915). Que desarrolla la teoría que el aumento del rendimiento de los trabajadores se puede mejorar e incrementar a partir de la descomposición de las tareas y el aprovechamiento de la energía, provocando una mejora en su retribución.
Taylor se preocupó de aplicar principios científicos a los métodos de Trabajo para conseguir un incremento de la productividad de los hombres y de las maquinas. Elaboró una teoría científica sobre la base de estudios sobre movimiento y tiempo que incrementan la eficiencia de un proceso. En 1911 publicó las conclusiones sobre sus estudios en un libro llamado: “Principios del management científico”. Teoría científica sobre la base de estudios sobre movimiento y tiempo.
No, por supuesto. Estamos de acuerdo que uno de los pilares básicos de la ciencia es la observación, pero en organización la utilización de la escucha activa es casi tan importante o más importante para poder entender, analizar y aplicar mejoras.
Por este motivo, cuando leo a Taylor me lo imagino cómo un mentor que supo utilizar las técnicas de la escucha como instrumento para llegar a desarrollar su teoría:
Así nos lo indica Miriam Subirana “La pregunta es uno de los métodos más poderosos para generar el cambio” y la escucha que la precede o acompaña a la pregunta.
Para hacernos a la idea de cómo la escucha siempre ha estado dentro de la organización empresarial, hacemos un salto en el tiempo y nos trasladamos al S.XXI con el modelo 3C´s de Kenichi Ohmae (Corporation, Customer and Competitors).
Determina que cualquier estrategia empresarial debe tener en cuenta tres factores principales: la propia empresa, el cliente y la competencia de modo que el empresario consiga un desarrollo superior de su negocio en relación a sus competidores combinando de un modo adecuado los puntos clave de su entidad (los llamados Factores Clave de Éxito) con las necesidades de los clientes en un mercado claramente definido(3) con el fin de crear una ventaja competitiva sostenible.
Ha cambiado el foco desde Taylor a Ohmae, desde la mejora de procesos y tiempos a la mejora en el conocimiento de las fortalezas y necesidades de la organización, enfocadas a satisfacer los intereses de los clientes, teniendo en cuenta la competencia, pero lo que no ha cambiado es el instrumento; la escucha.
En ambos casos la observación y el desarrollo se realiza para empoderar la organización haciéndola capaz de definir sus objetivo empresa, y buscar las opciones para ejecutarlo.
Hoy día, dada la velocidad de los procesos y los múltiples factores de nuestro entorno, es difícil mantener el interés en un mismo punto o discurso. Las personas con una capacidad de escucha activa alta sí que lo consiguen; de hecho, sacan enormes beneficios de ello.
Existen varios niveles de escucha activa. No todas las personas tenemos el mismo grado de atención a la hora de una interlocución.
¿Te imaginas un gerente de empresa que no aplique la escucha activa en su día a día? ¿Qué sería de su labor? Es más, ¿qué resultados obtendría de esos mismos equipos?
Es simplemente impensable que no recurra a ella. De hecho, así como a las personas que quieren ocupar cargos de alta responsabilidad se les exige motivación, liderazgo, empatía y gestión del talento humano, la escucha activa es parte fundamental de la relación directa con sus colaboradores y trabajadores.
La escucha aplicada con el mentoring puede ayudar dentro de la organización positivamente
Así pues, si quieres profundizar o saber cómo aplicarlos, pregúntanos por los programas de Mentoring
Bibliografía
Davidhizar R. (en inglés) «Listening – a nursing strategy to transcend culture.» J Pract Nurs. 2004 Summer;54(2):22-4; quiz 26-7. PubMed. Consultado el 21 de abril de 2014.
(Subirana y Cooperrider, 2013:105) Subirana, Miriam y David Cooperrider (2013). Indagación Apreciativa. Barcelona Ed Kairos)
Créditos imagen principal: Foto de Café creado por freepik – www.freepik.es Créditos imagen secundaria: Foto de Mujer creado por evening_tao – www.freepik.es
Video llamadas, tele trabajo, asistencia telefónica, conciertos online, … una nueva manera de relacionarnos con trabajadores y clientes que antes era impensable. Y todo en pro de la seguridad sanitaria. Pero, ¿se puede aprovechar estos cambios? O mejor dicho, ¿debemos integrarlos en la manera de ser y de relacionarnos? ¿Es el momento de una innovación tecnológica?
El coronavirus nos ha abierto un mundo de nuevas posibilidades. Ahora es momento de hacerse preguntas y buscar soluciones. ¿Cambiaré la manera de relacionarme con los clientes actuales? ¿Quiero buscar nuevos clientes? ¿Qué opciones tengo? ¿Qué necesito? ¿Tengo las habilidades necesarias para afrontar los cambios?
El mentoring es una metodología destinada a desarrollar el potencial de las personas y las organizaciones, basada en la transferencia de conocimiento y el aprendizaje a través de la experiencia.
Una persona con experiencia (mentor) guía, ayuda, alienta y apoya a otra (mentee) a desarrollar su potencial y conseguir sus objetivos.
¿Cuál es tu objetivo? ¿Qué estrategia vas a seguir? ¿Qué debes cambiar para afrontar nuevas maneras de relacionarte con clientes y trabajadores?
Un mentor puede ayudarte haciendo visible aquello que tienes y funciona, pero también haciéndote descubrir lo que necesitas para llegar a tu objetivo. Te reta para trabajar esas habilidades que te faltan. Y comparte su experiencia y conocimiento para que adoptes aquello que precisas.
Como siempre, habrá opiniones de todo tipo, pero para mí, la tecnología tiene un papel importante en los procesos de innovación. Hazte esta pregunta, ¿qué implicaciones tiene el coronavirus en nuestras vidas y negocios y cómo nos afecta? ¿Cómo podemos salvar la barrera de un confinamiento? ¿Qué seguridad están buscando los clientes y trabajadores para trabajar con nosotros? Para mí, una solución para ser más operativos es innovar en clave de tecnología.
El informe SIE (Sociedad Digital en España en 2019) de Fundación Telefónica indica «la Revolución en la que estamos inmersos no es solo una revolución tecnológica, es también una revolución social que lo está transformando todo a una velocidad vertiginosa.» Y el pilar fundamental es la conectividad y la gestión de los datos.
«El mayor desafío al que nos tenemos que enfrentar es gestionar la transición digital con éxito.»
Sociedad Digital en España 2019
Digitalizar los negocios implica un crecimiento económico. El informe de Deloitte para DigitalEs en 2019 estima que un aumento del 10% de la digitalización del tejido productivo español incrementaría de forma automática un 1% el Producto Interior Bruto. Cambios enfocados a la realidad virtual y aumentada, la cadena de bloques o blockchain y las tecnologías cognitivas como aprendizaje de máquinas, robótica de procesos e inteligencia artificial (IA).
Todos podemos tener claro que la digitalización y el uso de la tecnología es importante, pero ¿por dónde empiezo? ¿Cuál es la tendencia?
Algunas de las tecnologías que más impactarán o están impactando son:
Todo esto puede parecer futurista, pero ya está en el mercado y es cuestión de tiempo que de una manera u otra lo utilicemos. ¿Estás preparado para integrar la tecnología en tu forma de trabajar? ¿Para innovar tecnológicamente?
Ya conoces las tendencias en tecnología, tienes identificado tu know how, el talento en tí y tus trabajadores, ahora toca crear tu escenario de futuro. Y eso implica pararse, investigar y observar.
Detecta las oportunidades que tienes. Éstas pueden venir de diferentes lugares:
De cada oportunidad que detectes, valora su impacto y facilidad para implementarla. No se puede abordar todo de una vez.
Prioriza aquellas oportunidades que maximicen el impacto y la facilidad de implementación. Centrarse en un objetivo.
Y cuando ya tengas claro hacia dónde ir, redefine tu escenario de futuro. Actualiza la comunicación interna y externa para que todos entiendan tu nueva estrategia.
Si este proceso de innovación lo puedes hacer de la mano de un mentor o mentora tecnológico que ya ha pasado por esa misma experiencia y que puede orientarte y compartir su conocimiento, te lo recomiendo.
Será un proceso centrado en tu objetivo, identificando tus fortalezas, con alguien que te comprende y reta para conseguir lo máximo de ti y con el que maximizar tu tiempo y dinero. ¿Estás preparado?
Imagen de Kiquebg en https://pixabay.com/
¿Te planteas un cambio profesional?, ¿tienes dudas?, ¿te da vértigo el cambio? ¿tienes todos los ingredientes que necesitas para el cambio profesional?
¿Necesitas nuevos retos a nivel profesional?, ¿cómo empezar cuando no sabes por dónde empezar el cambio? Cocina tu cambio profesional poniendo los ingredientes necesarios para tener éxito.
Y, ¿hacia dónde dirigir el cambio? ¿Has pensado en el Mentoring de Carrera Profesional? En este post, os damos la receta de algunos ingredientes a tener presente en tu proceso de cambio profesional.
Estos meses nos han regalado tiempo. El tiempo es un bien preciado que a veces es escaso ya que con el trajín de las prisas, las obligaciones, el ocio y el descanso en muchas ocasiones no disponemos de tiempo para reflexionar en nuestra carrera profesional. Tiempo para nosotros mismos, para pensar, para conocernos mejor, para plantearnos nuestro rumbo y ver hacia dónde realmente queremos dirigirnos. Para ser protagonistas y nuestros propios agentes de cambio, ¿tienes todos los ingredientes a mano para iniciar el cambio profesional?
El primer ingrediente es la motivación para el cambio profesional, añádele tu esencia, vocación como relleno encima de una base de autoconocimiento y sazona con tus competencias. Como toque final hay algo que lo hará especial: todo estará impregnado por tus valores.
El desarrollo de carrera profesional me lleva a la metáfora del proceso de cocinar los platos ya que no es un proceso estático y único sino que está en constante cocción. Requiere de tiempo para ir cocinando platos e ir mejorando nuestras técnicas, conocer bien nuestros gustos y los de los demás, tener claro lo qué quieres cocinar y en base a ello, buscar los mejores ingredientes. Con todo ello, el cocinero pondrá todas tus destrezas a trabajar para disfrutar tanto del proceso como del éxito de cocinar un buen plato.
Es un proceso en el que puedes encontrarte con muchos desafíos: plantearte un cambio profesional radical, buscar un cambio de rumbo profesional, querer cambiar el sector laboral, plantearte cambiar tu carrera profesional o necesitar ayuda para definir tus intereses, los qué notas que han cambiado…
A continuación, te presento algunas preguntas básicas para cocinar el cambio hacia un nuevo proyecto profesional…
Quizás te preguntes cómo conocer tu esencia, o sientas que has entrado en un espiral y no te sientes conectado con ella o quizás quieres iniciar un camino de cambio profesional para recuperarla y lograr estar alineado…
Es uno de los ingredientes básicos: conectar con tu poder interior y con todo lo que te hace ser quién eres, fuera de las etiquetas, las máscaras y los títulos… Reside en conocer y en escuchar la base de tu voz interior.
Aprovecha este impulso que te lleva a plantearte un cambio para ir más allá y encontrarte contigo mismo. Pon tus oídos y tus sentidos a tu servicio para tomar conciencia de ti mismo, descubrir tu sabiduría, tu autenticidad y todo lo que te hace ser único.
Como en la cocina es un proceso que no requiere prisas. Pon el fuego lento para reflexionar y pon el foco que estaba enfocando hacia fuera y dirigelo hacia dentro, hacia tu autoconocimiento. Analiza si en tus decisiones, las múltiples decisiones que tomamos cada día y en el rumbo de tu carrera profesional has tenido en cuenta tu esencia. O si por el contrario, en muchas ocasiones dichas decisiones han sido fruto de las presiones y de otros elementos externos que te han alejado de tu verdadera esencia.
Otra pregunta para nuestra especial receta es reflexionar sobre la vocación. Ver si aquello que te gusta y que da sentido a tu vida también te ocupa. O si tu oficio va por otros caminos diferenciados al de tu vocación.
Al referirnos a vocación evocamos interés, deseo, satisfacción personal al ejercer una profesión y también, hacen referencia a nuestro propósito y misión en la vida.
Dedícate tiempo a pensar cómo te definirías, quién eres, qué sabes acerca de ti mismo, reflexiona y conecta con lo que te apasiona de verdad.
¿Tú sabes cuál es tu vocación?, ¿alguna vez has pensando en ello?, ¿has trazado un plan para que tu vida ocupe tiempo en lo que da sentido a tu vida?, ¿lo revisas periódicamente?
Buenas noticias y es que sigues estando a tiempo de plantearte todas estas cuestiones y de ser más consciente a la hora de tomar tus decisiones diarias.
Tú eres un creador de tu realidad y un cocinero de tu destino.
Nadie dijo que fuera fácil pero lo que es seguro es que el autoconocimiento y la constancia serán dos condimentos claves para lograr los objetivos que te propongas que estarán más alineados contigo mismo.
Con este ingrediente alinearemos nuestra carrera profesional a quiénes somos cada uno de nosotros. Empoderarnos a tomar nuestras decisiones, las riendas de nuestra carrera profesional de una forma más auténtica, integrando quiénes somos, qué nos gusta y qué talentos tenemos.
Enfocarnos en el autoconocimiento será vital para nuestra reflexión. Analizar si las decisiones que hemos tomado en el rumbo de nuestra carrera profesional han estado influenciadas por pretextos sociales, expectativas de otros o de una parte de ti en la que ahora no te sientes identificado. Averiguar si hemos dirigido los pasos de nuestra carrera o sinos hemos dejado llevar sin una dirección y sin pensar demasiado en cada paso que hemos dado.
Para ello, no te compares con otros sino que pon el foco realmente en ti. Eres una persona única, diferente y es esa diferencia la que es tu sello personal. En muchas ocasiones tendemos a ser homogéneos y a mimetizarnos con nuestro entorno por ser parte de un grupo, por hacer y decir lo que se espera de nosotros y en medio de todo esto nos olvidamos realmente de quiénes somos.
Descubre cuáles son tus fortalezas, en qué eres bueno y qué te sale de forma natural para poderlo darlo a conocer también a otros. Todos tenemos talentos y muchas cualidades. Conocer qué tiene sentido para ti, te hará disfrutar mucho más de aquello qué hagas, conectado con tus fortalezas, siendo consciente, aceptando, queriendo ser quién eres y tomando decisiones más conscientes y dirigidas en tu carrera profesional.
Este ingrediente será clave para el proceso de cambio profesional: conocer las competencias que tienes y hacer que jueguen un papel destacado a la hora de tomar nuestras decisiones de una forma deliberada y consciente para reenfocar nuestra carrera profesional.
Las competencias están formadas por los conocimientos adquiridos, las habilidades que tenemos y las actitudes. Son realmente nuestro gran valor diferencial y lo que marcará la diferencia entre nuestro plato o el plato que haya cocinado otro cocinero. Deja que tus platos evoquen tu esencia, reflejen tus competencias y dejen tu huella personal. No te limites a seguir la receta sino que pon tu toque personal. Averigua cuál es y deja huella.
Todos tenemos competencias lo que cada uno de nosotros tendrá unas u otras o en mayor o menor intensidad. Debes conocer cuáles son las tuyas, definirán cuál será el secreto de tu receta y podrás ponerlas en valor según la dirección y horizonte profesional o el plato que decidas cocinar.
Simon Dolan en en el libro “Coaching por Valores”, los define de la siguiente manera:
“Los valores son palabras cargadas de significado. Cuando se clasifican y traducen en conductas concretas, en consonancia con nuestros objetivos y compartidos con las personas que nos importan, se convierten en potentes herramientas que nos guían hacia el éxito en la vida de los negocios y el negocio de la vida.”
Este ingrediente será vital para cocinar tu proceso de cambio: los valores que rigen tu vida y aquello que de verdad te importa. Te invito a averiguar si sabes identificar lo que para ti realmente es importante o no. Piensa si realmente tienes en cuenta los valores a la hora de tomar decisiones.
Puede ser que si no los has tenido muy en cuenta haya algo que te provoque malestar y por ello, pueda ser que tengas ganas de un cambio profesional. Es importante, que tomes conciencia de tus valores y logres alinearte a ellos sintiéndote cómodo con ello. En el caso de conflicto puedes buscar acompañamiento de un mentor que te ayudará a clarificar tus propias creencias limitantes y ver con claridad en la toma de decisiones en la búsqueda de tus nuevas recetas.
Como decíamos la carrera profesional es algo dinámico, en constante cambio, formado por diferentes proyectos a corto, medio y largo plazo que se complementan con una formación constante y con múltiples experiencia laborales que nos enriquecen.
Los cambios no avisan y no dejan de formar parte de nuestra vida e incluso tambalean nuestra carrera profesional y pueden ponernos en la cuerda floja haciéndonos plantear preguntas, dudas y poniéndonos nuevas situaciones delante de nuestras narices.
Si crees que es momento de pasar a la acción y cocinar un nuevo plato, ¡adelante!. No te quedes pensando qué podría ser, empieza a cocinar tu nuevo plato estrella poniéndote tú como ingrediente principal.
¿Estás preparado para cocinar los cambios profesionales? Busca los ingredientes y prepárate para ser la mejor versión de ti mismo, el mejor chef. Necesitarás tiempo para dominar las técnicas y para plantearte cuál quieres que sea el siguiente paso en tu carrera profesional.
¿El mentoring puede ser un buen recurso para qué?:
Entonces, ¿quieres que te acompañemos? ¿Hablamos?
Crédito de la imagen principal: Maarten van den Heuvelen, Pexels
El mentoring de marca personal es un proceso transformador. En este post, vemos por qué.
La marca personal se tiene, no se crea. Se puede y se debe gestionar de forma intencionada, con un objetivo. Cuando hablamos de marca personal, hablamos de nosotros mismos. Hablamos de cómo nos perciben las demás personas.
El primer paso es saber en qué punto estás hoy. Con que atributos, cualidades y valores te asocian quienes están en relación contigo. Es tu posicionamiento de marca. A partir de ahí, te pones un objetivo acerca de dónde quieres estar, y con qué valores quieres ser percibido. Y defines una estrategia de personal branding, es decir de gestión de tu marca. Para avanzar hacia el objetivo que te has propuesto.
Este proceso de diagnóstico, fijación de objetivos y desarrollo de estrategia, más la definición de una hoja de ruta y un plan de acción que te lleve dónde tú deseas puedes hacerlo acompañado de un mentor experto. Ganarás en claridad, te mantendrás motivado, y ahorrarás tiempo y dinero.
Trabajar la marca personal es ventajoso para profesionales que trabajan por cuenta ajena. Dos buenos ejemplos de objetivos en estos casos son cuando una persona desea un ascenso, o cuando quiere cambiar de compañía.
Si eres de los que trabajas por tu cuenta, entonces seguramente no tienes duda ninguna. Tu marca personal es tu mejor inversión. Es la que te va a dar la mayor rentabilidad en tu vida profesional.
Sólo te contrata quien confía en ti. La marca personal va de transmitir confianza.
Tus clientes deben percibirte como un proveedor de confianza, experto en unas determinadas áreas de conocimiento y con unos valores. Unos valores que conectan con tus posibles clientes, y que generan esa confianza necesaria.
El mentoring ‘one to one’ es un acompañamiento totalmente personalizado, centrado en la persona mentorizada, que es el eje de todo el proceso. Es un camino de aprendizaje efectivo. Un camino que se desarrolla en diferentes etapas, que tienen lugar de forma progresiva y guiada.
El mentoring permite avanzar al mentee a su propio ritmo, y ser el protagonista de su propia transformación.
Es un modelo que se basa en el respeto, y acompaña al descubrimiento, desarrollo y puesta en acción del potencial. Para convertirlo en talento. Busca el bienestar de la persona y la conexión con su misión y propósito.
El mentoring da claridad, aprendizaje y autonomía; y acompaña en los diferentes momentos clave para la toma de decisiones y la puesta en acción.
El acompañamiento se realiza en diferentes etapas para:
Un proceso de mentoring se enfoca hacia la persona mentorizada, para facilitar su aprendizaje. Desde la libertad, sin decirle lo que debe hacer. Tan solo acompañándola para que tome sus propias decisiones.
Un proceso de mentoring en marca personal contempla aspectos tanto personales como profesionales. Por eso es tan revelador.
El ABC de un mentoring de marca personal:
Para desarrollar una marca personal potente, el primer paso es conocerte a ti mismo. Debes saber dónde están tus fortalezas. Debes encontrar tu potencial por desarrollar, y tu potencial puesto en acción, es decir, tu talento. Debes comprender cuáles son tus valores, para conectarlos con tus fortalezas y con tu talento, para sentirte alineado y en coherencia.
La responsabilidad y el compromiso contigo mismo para ser y expresar la mejor versión de ti.
El mentoring que hacemos en Barcelona Mentoring trabaja desde ese lugar apreciativo de fortalezas, valores y talento. Porque es desde el núcleo positivo de las personas desde donde la marca personal encuentra su auténtico valor diferencial.
La marca personal se trabaja siempre dentro de un contexto. La marca personal tiene una finalidad práctica, que es la de hacer visible y reconocible un profesional por su propuesta de valor, puesta al servicio de otras personas o empresas a quienes sirve.
La marca personal debe lograr un encaje perfecto con sus clientes. Tiene en cuenta sus deseos, sus preocupaciones. Sabe cómo se sienten. Y conoce el mercado. Sus características actuales y tendencias. Es realista.
En entornos volátiles, inciertos, complejos y ambiguos (VUCA) como los que vivimos, tener en cuenta el contexto no es un capricho. Es cuestión de supervivencia.
Una vez que se han identificado y puesto en valor los elementos y atributos de la marca, y sus ventajas diferenciales en el contexto presente, hay que comunicarlo.
Aquí, la máxima clásica de las relaciones públicas es de plena actualidad “hacerlo bien y hacerlo saber”.
Hilar bien una estrategia de comunicación que procure la visibilidad, relevancia y autoridad de una marca personal es clave. Un mensaje poderoso, alineado con el posicionamiento elegido para la marca, es decir con sus atributos, valores, fortalezas y talento. Alineado con la propuesta de valor diferencial al servicio de un cliente, y adecuada a un contexto flexible y volátil.
En el que inspirarse de la competencia es válido, pero en ningún caso lo es copiar.
Elegir bien los medios, los canales de difusión de los mensajes para que el mensaje y el canal sean también coherentes, y la voz de la marca permita expresarse a través del medio más acorde a ella. Me explico mejor.
Por ejemplo, si una persona comunica de forma excelente a través de la voz, tiene sentido que emplee el vídeo o los podcast como formato principal para transmitir su mensaje. Y no lo tiene que se esfuerce en redactar posts, porque no va a aprovechar sus fortalezas y el impacto no va a ser, ni de lejos, el mismo.
Una vez cubiertas nuestras necesidades básicas, tomemos para ello la pirámide de Maslow, todas las personas tendemos hacia nuestra autorrealización y transcendencia.
Así, cada vez más personas hemos tomado consciencia de la importancia vital de conectar con nuestro propósito, nuestro sentido de vida, el ‘para qué’ estamos aquí. Y nos hemos dado cuenta de que emplear nuestro talento para vivir una vida plena de sentido es el camino que nos lleva al bienestar y al equilibrio personal y profesional.
Y que, además, es una forma de servir a los demás y al mundo, con un aporte de valor propio, que sale de nuestro corazón y de nuestra inteligencia afectiva, racional y social.
Si este proceso de transformación, de reinvención profesional lo puedes hacer de la mano de un mentor o mentora que ya ha pasado por esa misma experiencia o similar, te aconsejo que aproveches la ocasión.
No hay mejor manera de transitar ese camino, para que sea una experiencia completa. Para que llegues a un punto final absolutamente distinto del que partiste, con herramientas y autoconfianza, y sabiendo cuáles son tus fortalezas y talentos en los que siempre puedes y debes apoyarte.
¿Sabías que…?
Si buscas en Google el concepto “automentoring” obtienes 3.640 resultados en 0,31 segundos (fecha de consulta 09/04/2020). La búsqueda de “self mentoring” arroja nada menos que 46.900.000 en 0,48 seg (misma fecha de consulta).
El término Self-Mentoring es propiedad de la Dr. Marsha L. Carr y por lo tanto, en adelante, nos referiremos con su denominación en castellano.
La Wikipedia define “AutoMentoring” como un proceso que parte una de una evaluación, lo más realista y precisa de uno/a misma con el objetivo de crear un “yo ideal” que consideras te posibilitará alcanzar los objetivos que te has propuesto. El proceso incluye cuatro fases: autoconciencia, autodesarrollo, autoreflexión y autocontrol.
Para Barcelona Mentoring, el mentoring es un proceso conversacional y por lo tanto, el automentoring, también lo es: una conversación entre el “yo” en el rol A de “soy competente en A” acompaña al “yo” en el rol B de “necesito ser competente en B”.
Formaría parte de la fase “autoconciencia” durante la evaluación (realista y precisa) de uno/a misma.
Una técnica tradicional de hacer esta evaluación es la clásica identificación de fortalezas y debilidades.
A mí me gusta equiparar:
· Fortalezas con Competencias: aquellas maneras de hacer que se me dan bien, me resulta fácil hacer con solvencia, habitualmente no me da pereza llevarlas a cabo e incluso, hay quien considera que ejecuto con un nivel desempeño superior a la media.
· Debilidades con Potenciales: aquellas maneras de hacer que podría desempeñar mejor y que si lo hiciera me ayudaría a alcanzar ese objetivo que ahora me he propuesto.
Si te planteas extrapolar el “cómo” haces en aquello que eres competente a aquellos ámbitos de aprendizajes y ejecución que todavía no has puesto en práctica suficientemente, encontrarás una vía para convertir uno (o varios) de tus potenciales en nuevas competencias.
… Para empezar hoy lo que continuarás mañana.
Fabián Coelho en significados.com define procrastinar como “posponer o aplazar tareas, deberes y responsabilidades por otras actividades que nos resultan más gratificantes pero que son irrelevantes” y continúa “… es una forma de evadir, usando otras actividades como refugio para no enfrentar una responsabilidad, una acción o una decisión que debemos tomar”.
Los mecanismos por los cuales procrastinamos han sido analizados desde diferentes disciplinas (psicología, pedagogía, antropología, sociología, neuro-ciencia…) y perspectivas teóricas (aprendizaje, motivación, fisiología, comportamiento…). Es suficiente con hacer una búsqueda en Google Scholar del término “procrastination” para observar el interés científico por este comportamiento humano (132.000,00 resultados, el día 10/04/2020).
Hoy compartiré desde mi experiencia. ¿En qué situaciones o tareas procrastino o me siento tentada a procrastinar?
· Quehaceres relacionados 100% con asuntos propios. Antepongo antes la ejecución de trabajos para clientes, de voluntariado, consultas de familiares y/o amigos/as que no los míos propios (facturar, escribir artículos como este, etc.).
· Actividades que me exigen “razonar”, “pensar”, “extraer conclusiones”… En definitiva, tareas que no puedo hacer de manera mecánica y/o que me exigen un razonamiento o proceso de análisis a partir de una información con la que no estoy 100% familiarizada.
· Contactos (llamada telefónica, envío whatsapp o mail) que yo etiqueto como de cortesía social: felicitar un aniversario, saber cómo le va a un amigo/a a la que hace tiempo que no veo… En definitiva aquellas acciones que tienen que ver con “mantener” la red de contactos personales o familiares.
Es curioso porque mi “otra yo” se dice a sí misma: “de aquí a 5 minutos”… “de aquí a 5 minutos más”…”bueno, ya para la hora que es… mejor para mañana”.
Lo que me funciona y me ayuda a transformar la tentación de procrastinar en potencial de acción es el transformar… el “De aquí a 5 minutos” en “Dedica solo 5 minutos”.
Esos 5 minutos acostumbran a ser suficientes para:
(a) Empezar (y en ocasiones, acabar) la acción.
(b) Activar en tu cerebro las redes neuronales relacionadas con la actividad y desbloquear mecanismos motivacionales.
(c) Evitar que continúes procrastinando esa actividad.
¿Y qué pasa si tengo una lista (larga) de tareas procrastinadas?
Empieza por una (y solo una) de ellas. Dejaremos para una futura publicación escribir (especialmente desde la propia experiencia) sobre criterios para priorizar.
En el post “El secreto del mentoring eficaz: saber transmitir el conocimiento tácito” se indicaba que la persona en el rol de mentor ayuda a la persona en el rol de mentee a aprender los mecanismos por los cuales transformar su potencial en talento.
Esto equivale a descubrir, a hacer conscientes los patrones (y cada una de nosotras tenemos los nuestros) por los cuales aprendemos.
Una técnica que a mí me ha ayudado ha sido la de hacer conscientes mis aprendizajes. Cada día tenemos muchas oportunidades de aprender algo nuevo (conocimientos, maneras de hacer, sentir, pensar, decir o comportarnos): en muchas ocasiones, es cuestión de actitud, de querer “llevarnos” algo al final del día.
Llevar un registro de “aprendizajes” ayuda a:
(a) Entrenar nuestra actitud (para pasar a la acción) y mecanismos motivacionales.
(b) Tangibilizar lo aprendido y valorar en qué ámbitos puedo hacer “útil” ese aprendizaje: ¿cómo me puede ayudar a alcanzar mis objetivos o qué objetivos me puedo plantear en adelante?
(c) Compartirlos con nuestro entorno.
¿Cómo llevar este registro?
Yo utilizo el móvil: tengo una tarea que me voy pasando de día en día en la que voy anotando y una vez cada 2-3 meses, traslado el contenido a un documento en el que ordeno los aprendizajes y reflexiono sobre su aplicabilidad.
¿Qué te ha parecido? ¿Crees que te pueden ser útiles estas técnicas?
Entonces, hazlas tuyas: construye tu propia definición de los conceptos, elige cómo llevarlas a cabo y algo que puede serte útil, explícale a una persona de confianza lo que empiezas a hacer y comprométete a mantenerla informada.
Y es que, el automentoring resulta más eficaz cuando compartes tus propósitos y tus logros.
Bibliografía
Car, Marsha (2012). The Invisible Leader: A self-Mentoring sustainability Model for University Faculty. Universtiy of North Carolina Wilmington Watson School of Education. URL
En estos días de confinamiento he recibido varias peticiones en las sesiones de mentoring para emprendedores sobre por dónde se debe empezar un proyecto emprendedor y cuales son los elementos clave para reconocer una oportunidad de negocio.
Esta situación que estamos viviendo hace que algunas personas puedan retomar alguna idea sobre un proyecto propio que estaba olvidado en un cajón. Otras necesitan reinventar sus negocios o reinventarse ellos mismos para conocer sus aptitudes y encontrar nuevas soluciones para el post confinamiento.
Durante el confinamiento nuestras mentalidades han cambiado y como usuarios vamos a actuar y consumir de modo diferente. Con ello, los proyectos emprendedores nacen y los que ya existen deben adaptarse a esta nueva normalidad analizando cuidadosamente éstas nuevas necesidades de los usuarios y las normativas de higiene y seguridad a seguir.
Es en este preciso momento de empezar a construir algo nuevo o modificar lo que ya existe donde el mentoring para emprendedores nos va a ayudar. ¿Y cómo?
Uno de las técnicas del proceso del mentoring que ejecuta el mentor con su mentee, es establecer una conversación a partir de preguntas oportunas para que el mentee intente dar respuestas y analice cada una de ellas con detenimiento para alcanzar sus objetivos.
Esta técnica se puede trasladar a lo largo del proceso emprendedor y, en especial, en la fase inicial donde nos debemos cuestionar todo lo que ocurre alrededor.
En la fase inicial del proceso emprendedor solemos partir de una idea determinada por la persona emprendedora quien empieza a construir a partir de esta idea predeterminada. Si se sigue esta camino, se está avanzando sin analizar el entorno, el contexto donde vivimos y operamos.
El proceso emprendedor arranca de un problema a resolver y/o necesidad a cubrir que comparte un grupo de personas (usuarios/segmento de cliente) en el que la persona emprendedora se ve identificada. Por este motivo, en la fase de arranque de un proceso emprendedor el mentoring para emprendedores ayuda a analizar en profundidad de este problema o necesidad a través de dar respuesta a las siguientes preguntas:
La necesidad/problema que se ha detectado deriva en otros problemas relacionados. ¡Lístalos! De este modo habrás detectado más necesidades a cubrir, la oportunidad de tu proyecto será más rica y vas a tener más conocimiento sobre todas las necesidades que se generan alrededor del problema inicial identificado. Si tomamos como ejemplo la compra de alimentos en la situación actual de confinamiento, otros problemas que se derivan pueden ser garantizar el espacio de seguridad, medidas preventivas en envasado de productos, aumento de precios de determinados productos, dificultad de encontrar servicio a domicilio, …..
Debemos establecer el perfil de los usuarios que tienen el problema o necesidad. Normalmente tendemos a pensar en grupos de personas: familias, adolescentes, tercera edad… pero también existen organizaciones/entidades que tienen el problema o necesidad detectado: comercios, centros sanitarios, residencias, escuelas…. Trata de definir las características principales de cada uno de ellos. Cuantos más segmentos identifiques mejor conocerás las necesidades y problemáticas de cada uno para intentar buscar una solución de valor para cada uno en etapas posteriores del proceso emprendedor.
Debes identificar en qué momentos concretos tienen lugar los problemas o necesidades detectados. Estos momentos pueden ser un momento del día concreto o un momento previo a la adquisición de productos o servicios o la experiencia que se desea realizar, durante el proceso de adquisición o disfrute y después de haberlo adquirido o disfrutado (post-compra). La respuesta a cuando también puede variar. Dependiendo si consideramos un segmento u otro de los identificados en la pregunta anterior; con lo que nuestra lista de necesidades sigue aumentando.
Debemos determinar un lugar concreto en el qué sucede el problema o necesidad. Éste puede ser un lugar físico o virtual: en un establecimiento supermercado, en la sala de espera, en el catálogo virtual de productos, en la conexión,…
En este apartado se tienen que concretar los motivos por los cuales sucede el problema o necesidad. Los motivos pueden ser de todas las preguntas anteriores. Es decir, motivos del lugar dónde ocurre el problema, el momento en qué ocurre, el segmento que lo tiene, o de los propios problemas/necesidades identificados. Si seguimos con nuestro ejemplo, algunas de las respuestas a el POR QUÉ puede ueva normativa a aplicar por ley, disminución del servicio de transporte, miedo a realizar la compra, falta de seguridad…
Y, como en toda sesión de mentoring para emprendedores, ahora es el momento de que analices todas las respuestas que le has dado a las anteriores preguntas y decidas por dónde continuar. Qué problemas no vas a resolver y cuáles sí quieres resolver. De éste modo fijarás unos objetivos para buscar una solución que englobe las problemáticas/necesidades que quieres resolver. Esta solución es tu idea de negocio.
¿Nos vemos en el siguiente post? y, ¿continuamos aplicando el mentoring en tu proceso emprendedor?
Créditos imagen principal: Andrea Piacquadio en Pexels
De un tiempo a esta parte, no dejan de bombardearnos con información respecto a que crear nuestro propio negocio es la mejor salida laboral hoy en día, pero ¿acaso nos enseñan cómo emprender con seguridad?
En cuanto a los inconvenientes que nos podemos encontrar como emprendedores, las cuestiones sobre las que más se habla son el gran esfuerzo en horas de dedicación que supone, lo difíciles que pueden ser los comienzos y la financiación inicial, así como los planes de empresa que hay que realizar para dotar al negocio de una cierta viabilidad.
La pregunta que debemos hacernos es ¿son éstos los únicos riesgos relacionados con la aventura de crear nuestro propio negocio?
Como mentor, me veo en la obligación de ser totalmente honesto con aquellas personas que quieran emprender, por lo que mi experiencia como emprendedor, durante más de 20 años, me lleva a responder “No”.
Si queremos tener una mínima tranquilidad a la hora de crear una empresa propia -y un/a autónomo/a no deja de ser una empresa- recomiendo que se tengan en cuenta las siguientes consideraciones para emprender de forma segura:
Como emprendedores, nuestra capacidad de racionalizar la realidad puede sufrir una importante disminución, al verse sustituida por la enorme ilusión que ponemos en nuestro proyecto. Esto nos impide ver posibles peligros relacionados con el negocio como, por ejemplo, las crisis económicas en las que nos hemos visto envueltos o, simplemente, que pueda aparecer una importante competencia en el mercado.
En el caso de que el proyecto no salga bien, por cualquier motivo, ¿nos vamos a jugar todo nuestro capital, patrimonio, tiempo, o incluso las relaciones con los demás, como en la ruleta de un casino?
Debemos hacer una valoración de riesgos antes de lanzarnos a fondo con nuestro proyecto, estudiando los costes que podemos tener (no sólo económicos, sino también en horas de dedicación, pérdidas personales, etc.) y, si creemos que pueden ser asumibles, incluso en el peor de los escenarios, podremos buscar formas de financiación que no pongan en peligro nuestro patrimonio.
Si el proyecto es realmente interesante, y está bien planteado, encontraremos las fórmulas adecuadas para emprender con seguridad, protegiendo nuestro futuro y el de nuestros seres queridos.
Al contrario de lo que los emprendedores solemos pensar, el hecho de encontrarnos en el núcleo de la empresa es, precisamente, lo que puede ocasionar que tengamos una perspectiva más reducida de la situación global en la que se encuentra.
Las distancias cortas las controlamos muy bien, pero nuestra visión se desenfoca al intentar mirar un poco más allá porque, como se suele decir, “el árbol no nos deja ver el bosque”.
Esto es algo que nos ocurre a todos: contamos con muchos conocimientos técnicos sobre el producto o servicio que ofrecemos, pero existen multitud de factores externos que otras personas de nuestro entorno es posible que contemplen con una visión más amplia y libre de condicionantes emocionales que la que tenemos nosotros.
¡No debemos despreciarla!
Problemas con los mercados, perjuicios que nos pueden ocasionar ciertos clientes o proveedores, posibles problemas financieros, competidores a los que infravaloramos, etc., son factores que debemos tener en cuenta -de manera objetiva- para emprender con seguridad, y no solamente saber gestionar el día a día de nuestra empresa.
Un error muy extendido entre los que queremos emprender un negocio es confundir “realismo” con “pesimismo” o “negatividad”, lo cual no puede estar más lejos de la verdad.
Ser realista significa disponer de la capacidad para analizar los pros y los contras que puedan existir en torno a nuestro proyecto, con ilusión, pero con la suficiente objetividad para anticiparnos, descubrir y gestionar los riesgos a los que nos podamos enfrentar, así como los puntos débiles que tenga nuestra propuesta.
Esto no es en absoluto negativo para emprender un negocio, sino todo lo contrario, ya que nos puede ayudar a hacerlo de forma mucho más segura y viable, tanto a medio como a largo plazo.
¿Acaso no es mucho más seguro arrancar de un punto de partida más sólido, con menos incertidumbre y mejor preparados para los inconvenientes que nos vamos a encontrar en el camino?
En nuestro país, según los datos más recientes de EUROSTAT (Oficina Europea de Estadística), el 47 % de los autónomos sin empleados fracasa a los 3 años y el 62 % lo hace a los 5 años
¿Queremos formar parte de estas estadísticas?
He dejado para el final este aspecto porque, por mi propia experiencia, creo que tiene una importancia capital pero, sin embargo, no suele tener cabida en las formaciones para futuros emprendedores.
Nuestra pareja, nuestros hijos, así como la familia y los amigos, son personas que necesitamos tener cerca porque “no sólo de trabajo vive el hombre”, o la mujer.
Cuando emprendemos, necesitamos su apoyo y afecto para soportar los altos niveles de tensión que nos puede causar nuestro negocio.
Además, todas estas personas de nuestro alrededor se van a ver afectadas, en mayor o menor medida, por el nuevo proyecto que vamos a comenzar y se merecen que los tengamos especialmente en cuenta, si no queremos sufrir desagradables consecuencias.
Llegados a este punto, voy a pedir un favor al lector o lectora, de emprendedor a emprendedor:
no te auto-engañes diciéndote que “esto no me va a pasar a mí”, porque te va a pasar si no tienes en cuenta esta regla que, a muchos otros que creamos nuestros negocios, nadie nos explicó.
Para emprender con seguridad es muy importante acordar unos pactos de mínimos, respecto a la dedicación que les vamos a prestar, con todas esas personas que conforman nuestra red afectiva,
¡y cumplirlos!
Si no lo hacemos, lo que puede ocurrir es que llegue un momento en el que su pérdida de confianza en nosotros, y en nuestro proyecto, sea irreversible y se deterioren esas relaciones que tanto necesitamos.
En todo caso, también podemos ver este aspecto desde una perspectiva mucho más «práctica».
Por ejemplo, el hecho de quedar con los amigos con cierta regularidad es una medida muy eficaz para reducir nuestros niveles de estrés, lo que no sólo nos ayudará a conservar las amistades sino que contribuirá a cuidar nuestra salud, tanto física como mental y emocional, despejando de vez en cuando el cerebro de preocupaciones y facilitando las conexiones neuronales que provocan la creatividad necesaria para una mejor resolución de problemas.
no basta con tener una buena idea, ilusión y conocimientos; necesitamos también considerar otros factores que pueden ser tan importantes como esos, sino, más aún.
¿Tienes una idea de negocio, pero no sabes cómo desarrollarlo de la manera más segura posible?
Los procesos personalizados de Mentoring te pueden ayudar a conseguirlo.
Créditos imágenes: Pixabay y Pexels, libres de derechos.
El 89% de las empresas españolas son familiares, según el último estudio del EAE Business School. Esto equivale a 1,1 millones de empresas.
En muchas comunidades, ese porcentaje llega a superar el 90%, cómo por ejemplo en Castilla-La Mancha ronda el 94%-, mientras que Cataluña, País Vasco y Madrid son las regiones con menos empresas de esta categoría, aunque en todas ellas superan el 84%. Esto se debe a que en estas tres últimas comunidades es donde se observa un porcentaje más alto de multinacionales e inversión extranjera.
En España, estas compañías generan el 58% del PIB y ocupan a más de 6,58 millones de trabajadores.
Ante estos datos ¿Cómo es posible que sólo el 2,6% de compañías de carácter familiar consiga superar la cuarta generación? (según datos del Instituto de la Empresa Familiar (IEF))
Durante la vida vamos evolucionando mediante procesos de aprendizajes, gateamos, andamos, corremos y podemos llegar a ganar carreras si nos entrenamos. Para todas y cada una de las acciones debemos seguir unos pasos fundamentales: identificación del objetivo, planificación y ejecución.
Crecemos acompañados de maestros o mentores, ya sean surgidos del entorno familiar o personas que hemos buscado fuera de este, que nos acompañan, nos guían y nos ofrecen sus vivencias. Nos enriquecen y nos ayudan, junto con nuestro esfuerzo y estudio, a modelarnos y crear nuestros valores fundamentales como personas
Cada uno de nosotros tenemos un método en la toma de decisiones. Con el tiempo se puede incluso desarrollar sistemáticas, pudiendo añadir sistemas aprendidos para mejorar los propios en busca de seguridad, intentando ganar rapidez, y creando las estructuras de decisión, secuencial y de repetición utilizadas en programación.
Esta sistemática la tienen muy interiorizada los empresarios, pero hay algunas situaciones para las cuales no nos han entrenado, ni han descubierto estructuras tipificadas para aplicar, y bajo mi punto de vista el relevo generacional es una de ellas. Puede ser este uno de los motivos por lo que la cifra de éxito es tan baja.
La complejidad en el relevo se debe, entre otras cosas, a la dificultad de tomar estas decisiones con objetividad, ya que afecta al nivel interno de la persona y al ámbito familiar, además las situaciones que se viven son particulares y difícilmente se repiten generacionalmente, por lo que nuestros maestros no nos han entrenado.
Por otro lado, no es tarea fácil aceptar el nuevo papel al que queda relegado el empresario cuando ejecuta el traspaso de la empresa. ¿Se ha preparado para esto? ¿Ha pensado cuál es la mejor manera de hacerlo? ¿Qué lugar ocupará en la empresa? Estos son pasos que sabemos que tenemos que hacer, conocemos la dificultad que otros empresarios han tenido, y todo ello hace que no encontremos ni el momento ni la manera de hacer el relevo, y por esto lo posponemos.
Actualmente el Mentoring directivo aplica un proceso de acompañamiento al empresario y a su entorno, que facilita y ayuda desde el inicio, en la toma de decisión por parte del empresario, aportando objetividad.
Cuando pensamos en preparar el relevo de la empresa buscamos un abogado, quien nos dibuja el perímetro de nuestra empresa, desde un punto de vista jurídico, nos propone realizar un Protocolo Familiar (Empresa, familia, Gobierno de la empresa, derechos económicos), sabemos cuál es nuestro objetivo, pero no sabemos cómo llevarlo a cabo, ni cuándo.
El proceso será muy profesional, se realizará en tiempo y forma, pero carecerá del aspecto más importante para que tenga éxito: la preparación y respuestas a las demandas familiares que se plantean.
A modo de ejemplo, algunas de las dudas que con asiduidad surgen pueden ser: ¿Quién es la persona más adecuada que me releve?, ¿por qué no a mi hijo o a otra persona?, ¿por qué cerrar el acceso de los familiares a la empresa?, ¿Cómo identificar el perímetro familiar? ¿Qué empresa quiero dejar? ¿Cómo quiero que evolucione? ¿En qué momento debo dejar el liderazgo?
La respuesta a cada una de estas preguntas normalmente genera una nueva pregunta, que conduce a un proceso de autoconocimiento y preparación.
A través del Mentoring, y utilizando las respuestas a las anteriores preguntas, se pretende identificar las cualidades de las personas buscando constantemente su bienestar, mediante los tres motores que la impulsan: la capacidad (potencial), la pasión (motivación) y el compromiso (propósito).
Sólo se alcanza el resultado cuando somos capaces de identificar a cada uno de los componentes que implica el relevo generacional, sus capacidades, que papel hemos acordado debe jugar cada uno y en qué momento tienen que producirse las acciones.
En algunas ocasiones estos procesos nos pueden conducir a la conclusión que no debemos hacer un relevo generacional dentro de la familia, sino una venta o una cesión, a cambio de la supervivencia de la empresa. Si optamos por el relevo para la continuidad del negocio, fuera del entorno familiar, o lo que para mí seria la reempresa, como salida al relevo generacional, las estadísticas con el tiempo mejorarán.
Es en este momento cuando los abogados deben desarrollar el Protocolo Familiar, generando un relevo generacional, o una venta de una empresa para la implantación de la reempresa, siendo el empresario quien dirige la operación, que ha trabajado con su entorno, sus posibilidades y buscando la mejor salida al negocio que o ha creado o ha hecho crecer.
Si quieres que te acompañemos en el desafío podemos ayudarte en el proceso de decisión, poniendo a tu alcance nuestras herramientas y métodos.
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